soniasadin
Experto
Laika
Laika, la famosa perra espacial de la que todos hemos oído hablar en nuestra infancia, es el caso más conocido de animales que han servido a la ciencia a bordo de misiones espaciales. Laika ("la que ladra", en ruso), fue uno de los primeros perros del programa espacial de la entonces Unión Soviética, y el primer ser vivo en orbitar la tierra. Recogida de la calle junto con otros perros y sometida a un severo entrenamiento, finalmente Laika fue lanzada al espacio en 1957 a bordo del Sputnik II. Este viaje fue recibido con sorpresa y admiración por millones de personas en todo el mundo. Las señales vitales de Laika fueron monitorizadas atentamente, a partir de las transmisiones de la cápsula mientras duró la misión.
Laika dentro del Sputnik
Si bien hubo alguna incertidumbre acerca del destino final de Laika, finalmente se supo que la pionera murió alrededor de 7 horas después del lanzamiento, no pudiendo superar el estrés extremo, unido al calentamiento de la cápsula. Después de orbitar la Tierra durante 2.570 veces, el cubículo que alojaba a Laika explosionó al entrar en contacto con la atmósfera, en 4 de Abril de 1.958.
En 1997 se erigió, en la Ciudad de las Estrellas, un monumento a los héroes de la cosmonaútica soviética. Laika aparece representada entre ellos, atisbando por entre las piernas de los cosmonautas.
Sello en recuerdo a los que no volvieron.
Más adelante, la Unión Soviética siguió poniendo animales en órbita, principalmente perros, como Belka y Strelka, dos canes callejeros a bordo del Sputnik V (1960) que viajaron al espacio en compañía de 40 ratones y 2 ratas.
A bordo del Sputnik IX, en 1961, viajaba otro perro, Chernushka, en esta ocación acompañado por un cerdo de guinea y algunos ratones.
Alguno de estos perros pudieron volver a casa sin mayores problemas, pero otros no lo hicieron jamás. Existe un número considerable de sellos soviéticos dedicados a la memoria de estos animales.
Belka y Strelka, que volvieron sin problemas.
Simios
Mientras que la Unión Soviética se centraba en los perros para su carrera espacial, su oponente americano abría la puerta del viaje espacial a los simios.
Así, en 1958 pusieron a Godo en órbita, al que siguieron Able, Baker, Sam... hasta llegar a los chimpancés, representados en Ham, que fue enviado al espacio en 1961 a bordo de la cápsula Mercury. 10 meses más tarde tomaría el relevo Henos, un chimpancé de 5 años realmente excepcional, pues a pesar de que una avería hizo que recibiera instrucciones que entraban en completa contradicción con su entrenamiento, hizo que la nave volviera a tierra haciendo las maniobras de vuelo a la perfección
Un mono Reshus, a bordo de la cápsula Mercury.
Gatos
Y llega el turno de los astrogatos. En octubre de 1963, los franceses se dispusieron a poner en órbita al primer gato de la historia. Se trataba de Félix, una hembra recogida, junto con otros 13 felinos más, de las calles de París.
El despegue se hizo a bordo de una estrecha cápsula acoplada al cohete Veronique 47, desde una base situada en Argelia. Cuando la cápsula se encontraba a 130 millas de altitud, se separó del cohete y se dispuso a tomar tierra mediante paracaídas. En todo momento, una serie de electrodos en el cerebro del gato transmitían sus impulsos neurológicos a la base, hasta que pudo aterrizar sano y salvo.
La prensa británica del momento llamó al héroe "Astrocat" (Astrogato).
Meses después, los franceses volvieron a lanzar a otro gato al espacio, en esta ocasión con menos suerte para el minino, pues no volvió para contarlo.
Félix, representada en un sello de Comoros.
Laika, la famosa perra espacial de la que todos hemos oído hablar en nuestra infancia, es el caso más conocido de animales que han servido a la ciencia a bordo de misiones espaciales. Laika ("la que ladra", en ruso), fue uno de los primeros perros del programa espacial de la entonces Unión Soviética, y el primer ser vivo en orbitar la tierra. Recogida de la calle junto con otros perros y sometida a un severo entrenamiento, finalmente Laika fue lanzada al espacio en 1957 a bordo del Sputnik II. Este viaje fue recibido con sorpresa y admiración por millones de personas en todo el mundo. Las señales vitales de Laika fueron monitorizadas atentamente, a partir de las transmisiones de la cápsula mientras duró la misión.
Laika dentro del Sputnik
Si bien hubo alguna incertidumbre acerca del destino final de Laika, finalmente se supo que la pionera murió alrededor de 7 horas después del lanzamiento, no pudiendo superar el estrés extremo, unido al calentamiento de la cápsula. Después de orbitar la Tierra durante 2.570 veces, el cubículo que alojaba a Laika explosionó al entrar en contacto con la atmósfera, en 4 de Abril de 1.958.
En 1997 se erigió, en la Ciudad de las Estrellas, un monumento a los héroes de la cosmonaútica soviética. Laika aparece representada entre ellos, atisbando por entre las piernas de los cosmonautas.
Sello en recuerdo a los que no volvieron.
Más adelante, la Unión Soviética siguió poniendo animales en órbita, principalmente perros, como Belka y Strelka, dos canes callejeros a bordo del Sputnik V (1960) que viajaron al espacio en compañía de 40 ratones y 2 ratas.
A bordo del Sputnik IX, en 1961, viajaba otro perro, Chernushka, en esta ocación acompañado por un cerdo de guinea y algunos ratones.
Alguno de estos perros pudieron volver a casa sin mayores problemas, pero otros no lo hicieron jamás. Existe un número considerable de sellos soviéticos dedicados a la memoria de estos animales.
Belka y Strelka, que volvieron sin problemas.
Simios
Mientras que la Unión Soviética se centraba en los perros para su carrera espacial, su oponente americano abría la puerta del viaje espacial a los simios.
Así, en 1958 pusieron a Godo en órbita, al que siguieron Able, Baker, Sam... hasta llegar a los chimpancés, representados en Ham, que fue enviado al espacio en 1961 a bordo de la cápsula Mercury. 10 meses más tarde tomaría el relevo Henos, un chimpancé de 5 años realmente excepcional, pues a pesar de que una avería hizo que recibiera instrucciones que entraban en completa contradicción con su entrenamiento, hizo que la nave volviera a tierra haciendo las maniobras de vuelo a la perfección
Un mono Reshus, a bordo de la cápsula Mercury.
Gatos
Y llega el turno de los astrogatos. En octubre de 1963, los franceses se dispusieron a poner en órbita al primer gato de la historia. Se trataba de Félix, una hembra recogida, junto con otros 13 felinos más, de las calles de París.
El despegue se hizo a bordo de una estrecha cápsula acoplada al cohete Veronique 47, desde una base situada en Argelia. Cuando la cápsula se encontraba a 130 millas de altitud, se separó del cohete y se dispuso a tomar tierra mediante paracaídas. En todo momento, una serie de electrodos en el cerebro del gato transmitían sus impulsos neurológicos a la base, hasta que pudo aterrizar sano y salvo.
La prensa británica del momento llamó al héroe "Astrocat" (Astrogato).
Meses después, los franceses volvieron a lanzar a otro gato al espacio, en esta ocasión con menos suerte para el minino, pues no volvió para contarlo.
Félix, representada en un sello de Comoros.