Morelia, Mich. 11 de Agosto de 2008
A mi Tusita:
Hay Tusita, como olvidarte, si cuando llegaste eras hoooorrible. Me cabías en la palma de la mano, estabas muuuy flaca, tenías un color gris rata muy feo y eras súper enojona. Pero fuiste mejorando con el tiempo (gracias a Dios). Esos ojazos verdes que parecían dos esmeraldas, hacían que hasta el enemigo público #1 de los gatos volteara a decirte un piropo. Ese cuerpecito delgadito hacía que te movieras con una gracia, digna de una bailarina. Ese pelambre con que el llegaste lo cambiaste por una suave capa de pelo sedoso que brillaba como charol. Tu empeño en quedarte a dormir en las camas con nosotros fue el culpable de que si no estabas tú ronroneándome al oído, no pudiera dormir.
Fue una lástima que perdieras tu esbelta figura cuando tuviste a tus primeros retoños, pero la verdad la verdad ¡QUE CHULOS TE QUEDARON!, tanto así que quedamos debiendo gatitos cuando los dimos en adopción, y la lista de espera para la segunda camada fue todo un éxito. Aunque por ser tan protectora con los pequeños "Daditos" como solíamos decirles, casi te mata al darte la hipo calcemia por el susto que te dió Cash nuestro pastor alemán, cuando paso cerca de donde los tenías dormidos (Ósea mi cuarto). Pero como siempre, salías airosa y llegabas con más ánimos a la casa.
Después de los bebes te decíamos bola de boliche, porque para serte sincera si lo parecías. Tu collar de cadenita apenas se te podía ver entre lo que te quedo de cuello; las lonjas que te colgaban en la pancita, llegaban casi casi hasta el suelo, y era fácil saber cuándo llegabas en la noche a la cama, porque casi siempre me sacabas el aire cuando me caías encima.
Como olvidar esas noches de juerga que viviste y cuando te perdiste por una semana completa, CONDENADA casi me matas del susto por no saber nada de ti!!, pero como siempre regresabas a tu hogar, hasta aquel día que quedaste atrapada en la casa abandonada y que tuvimos que ir a rescatarte por qué no dejabas dormir a los vecinos con tus gritos de desesperación.
Hay Tusita, fue mi error el hacerte hija única durante todos esos años, y la pobre de tu hermana fue la que sufrió (o más bien la que se divirtió) con tus neuras. Era divertidísimo ver las peleas que se propinaban, parecían dos luchadores grecorromanos, la Chiquis encima de ti, y tú, aventándola contra el suelo, para después fulminarla cuando le caías encima de su frágil cuerpecito con tooodo tu enorme trasero.
Debo agradecerte el que estuvieras con tu abuela (mi mamá) en esos momentos de dolor cuando tu bisabuela (mi abuelita) partió de éste mundo, me contó cómo te quedaste con ella durante toda la semana que estuvo deprimida a pesar de las rabietas de mi papá, de que ocuparas su lugar en la cama.
Caray, me cae que no fuiste la misma cuando llegaron a la casa tus sobrinos, y desde que viste que tu hermana parecía riata o cable con nudo, fue cuando valieron tus pocos momentos de ternura para con ella. No te importó no ser el centro de atención cuando nacieron tus sobrinitos, ya que sabías que tú siempre serías la hija predilecta, y que nadie podía quitar tu interminable trasero de tu pedestal.
Había momentos en los que si desesperabas, primero por que cuando estudiaba, no soportabas que no fueras el centro de mi atención y te ponías encima de mis libros y cuadernos para no dejarme trabajar hasta que te hiciera caso. Malvada, todavía recuerdo cuando me echaste a perder mi trabajo de dibujo en acuarela, al poner tus patitas sobre el papel mojado... bueno quedo como dibujo abstracto, de eso no me puedo quejar.
No había día en el que llegara a comer a la casa y me recibías con ese maullido lamentero muy tuyo, y en el que decías de que tenías hambre y que tenía que alimentarte primero y después y si tú querías dejar de molestar, podía comenzar a comer yo. AHHHH!! y no creas que no se me olvida que eso se lo enseñaste a tu hermana y a tus sobrinos, por lo que el concierto de gatos siempre lo esperábamos en el desayuno, en la comida y la cena.
Oye, todavía recuerdo cuando me regañaba el veterinario por que cuando yo me enfermaba tú también te enfermabas porque siempre te querías quedar en mi cama, y no te importaba que me estuviera muriendo de una bronconeumonía, TU SIEMPRE TENIAS QUE DORMIR CONMIGO ABRAZADA!!!
A ti nunca te importó las modas por las que pasé, ni cuando me pinte el pelo de rosa, ni cuando me vestía al más puro estilo gótico metalero, o que tal cuando llegué con ese horrible corte de cabello que me tardó años en volver a crecer, nunca te importó siempre estabas conmigo, en mi gordura y en mi delgadez.
Hay Tusita, fue hace dos años cuando comenzó nuestro calvario, comenzaste a bajar de peso sin explicación alguna. El veterinario lo traías en jaque por que no podía darnos una respuesta concreta de que rayos te pasaba, y no fue sino hasta los dos mil y un exámenes médicos después que salió con su mugrosa respuesta de: "Tiene anorexia depresiva"... WHAAAAAT????? Osé, cómo perdón qué? Y luego??? Te llevo a terapia? Te doy prozac? Valium? o que te hago?. Solo basto con cambiarte las croquetas cada semana para que no te aburrieras del mismo sabor todos los días, y darte carne por las noches para que ganaras peso. Oye me salías bastante costosa, pero no me importó, porque volvías a ser la misma de siempre, chillona, mimada y neurótica.
Tu fiesta de quince años... bueno fiesta no fue, solo te hice un pastelito de carne y te compre tu cristal swarovski en verde (y se lo mandaron desde Londres, que conste) para que lo estrenaras en esa fecha especial, FUISTE LA ENVIDIA DE TODAS MIS PRIMAS!! como combinaba con tus ojos, te veías d.i.v.i.n.a. Lástima que tú durarás más que el mendigo cristal, no puedo creer que lo perdieras a los 2 meses, bueno, que le vamos a hacer.
Mi Tusa, fue el pasado mes de mayo de 2008, cuando ya veía venir lo inevitable. Bajaste demasiado de peso, el pelo se te comenzó a caer, los rasguños de los juegos con tus sobrinos no querían sanar, todo lo que comías lo devolvías y te empecé a ver más y más deprimida, aunque te hacías la fuerte y seguías con tus neurosis, además échale la culpa al Gato Pardo, ese gato que bajó de la azotea para quedarse con nosotros, y aunque nunca lo adoptamos del todo, nunca fue de tu agrado; EL fue el culpable de que te infestarás de amibas y de que el veterinario me regañara por tenerte junto de él.
Pensamos que estabas bien, pensamos que todo seguía normal, PENSE que te tendría conmigo por otra docena de años... no fue así. QUE ESTUPIDA Y EGOISTA SOY!!!
Ayer domingo fue un día normal, ayer te despertaste de mi cama como siempre lo hacías, ayer chillabas porque te diera de comer solo carne en vez de croquetas, ayer me recibiste cuando llegamos del mercado para ver que te traíamos de comer como siempre, ayer te di de cenar tus premios como todas las noches, ayer... ayer fue cuando todo salió mal. Sucedió cuando termine de cenar la pizza que habíamos encargado, que tu abuela me dijo que no estabas bien, salí como bala a ver que te pasaba, te encontré en la silla de la mesa de la cocina, me habías devuelto toda la cena, tenías asco, seguías vomitando lo poco que te quedaba en el estómago y más, solo te quedaba la poca agua que habías tomado antes y hasta eso no aguanto tu estómago. Te veías fatal. Llamé al médico a ver que te daba, y como idiota pensé que era otros de esos ataques que te daban cuando te purgabas, y el médico te recetó gotitas para el dolor y gotitas para tu asco. No creo que haya alguien que corriera más rápido que yo a la farmacia, ya era tarde, pero no me importo, tú estabas sufriendo, eso era lo que más me preocupaba. Cuando llegamos y te di tu medicina, me la escupiste y me miraste como diciendo "No me gustó, ahí te va". Me rasguñaste a mí y a tu abuela, créeme que ni lo sentí. Cuando por fin te quedaste más tranquila me quede contigo para revisarte, para ver que estuvieras bien, pero me asustaste cuando decidiste de la nada que la azotea era mejor que tu tibia cama ... yo sabía lo que eso significaba. Muchas veces escuché como es que los animales buscan un lugar lejano para pasar sus últimos momentos... NO!!!! tu no!!, no quiero que te vayas a una fría azotea a dar tu último respiro ESO NO LO VOY A PERMITIR!!!, te traje de vuelta a tu cama, no la quisiste, preferiste el frio mosaico de la cocina, te puse unos periódicos para que por lo menos no lo sintieras tan frío, pero no querías venir a la cama. Te deje ahí, ya pasaban de las 12 y yo tenía que trabajar temprano. Pero no podía dejar de pensar en que en la tarde te tenía que llevar al doctor si seguías mal. ME aferraba a la idea de que solo era otro ataque como los de antes, sí, soy estúpida y egoísta, y qué??? te quería conmigo como siempre lo habíamos hecho EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS. Me desperté como a las 4 de la mañana, y fui a ver como estabas, casi se me sale el corazón cuando no te encontré. La puerta del patio estaba abierta y tú, no estabas. Maldecía cada segundo que pensé en no cerrar la puerta por si tenías que ir al baño, que pendeja, porque no decidí lavar cualquier cosa que hubiera podido pasar, fui corriendo a hurtadillas a la azotea buscándote, no quería despertar a la familia, ya con que yo no durmiera era suficiente. No te encontré. Después de una hora de buscarte y llamarte, decidí irme a la cama, no es necesario decirte que no pegué los ojos en lo que quedó de la noche, es de las pocas veces que esperaba el alba con ansias. Te juro que de mi mente no sacaba la idea de encontrarte tiesa, fría y sola en alguna azotea extraña. No paraba de llorar en mi cama. Puse el despertador a las 6:30, pero cuando sonó todavía era de noche, esperé un poco más, cuando por fin vi un poco de cielo grisáceo, corrí de nuevo al patio, ya la familia se había levantado, no hubo de otra, a decirles lo que había pasado. Ellos te buscaban debajo de los muebles, yo arriba de la casa gritando tu nombre y esperando que me respondieras, estaba al borde de la histeria cuando te escuché... GRACIAS DÍOS, TE ESCUCHE!!! pero el verte, el verte era otra historia. Llegaste tambaleándote, apenas y podías caminar, llorabas no de gusto si no de dolor, el color de tu pelo brilloso se había ido hace meses cuando todo esto empezó. Tú cara, tu carita cachetona fue reemplazada por una cadavérica mueca donde una vez besé tus hermosos cachetototes; tu ojitos ya no me veían con ese brillo de cuando te buscaba y tu feliz me encontrabas. Ahí fue cuando lo comprendí, tenía que dejarte ir.
Estaba decidido entre la familia, yo no quería, pero ya no podía darme el lujo de no querer ver la verdad, tenía que ver TU verdad. Mandé un mensaje a uno de mis compañeros del trabajo, avisando que llegaría tarde porque teníamos que ir al veterinario. No quise manejar. Quise ser egoísta contigo por última vez. Sabías que algo andaba mal, ya que siempre es tu abuela quien te llevaba en tu mascotera y yo siempre manejaba. El trayecto se me hizo taaan corto, como si la clínica estuviera a la vuelta de la esquina. Seguía siendo egoísta, te quería por un poco más de tiempo, y se me cumplió ese último capricho, cuando llegamos todavía no abrían, y eso que vive en el mismo edificio tu doctor. Cuando escuche como abrían la cortina, sentí como se me desgarraba el corazón, pero no podía haber vuelta atrás, estabas sufriendo, y yo sufría aun más. Tu doctor nos recibió con una sonrisa apagada diciendo: "Esa es Dhiharha???" pensó que te llevábamos a consulta, pero entendió cuando me vio con los ojos llorosos a lo que realmente íbamos. Nos pasó en seguida al segundo piso, a una fría plancha donde revisan a todos los animalitos que llevan ahí. Yo no te quería soltar. Te tenía envuelta en tu toalla, para que no sintieras el frío de la plancha. Me mirabas y yo no te apartaba la mirada. El doctor se acerco con una jeringa, y te inyectó un líquido rosa en tu estomaguito, desde lejos pude leer EUTANACIA. Piiinche palabra de mierda!!!! LA ODIOOOOOO!!!!
El doctor nos dijo, que tomaría unos 10 minutos y que no sufrirías nada. Me seguías mirando, te seguía mirando. Tu abuela se puso a hablar con el doctor para distraerse, yo no te solté, no podía, NO QUERIA. Así transcurrieron los minutos, se me hicieron segundos. Cuando tú todavía respirabas muy lentamente, el doctor te puso otra inyección, esta vez fue en tu corazón. Pude ver en tus hermosos ojos verdes que tú pupila pasaba de una rayita que apenas se distinguía a una canica color negro aceituna. Me mirabas, te miraba. Tu abuela seguía platicando cuando el doctor se dio cuenta de lo que había pasado. Con el estetoscopio revisó tu corazón. Nada, hacía un minuto que te habías ido. Me mirabas, te miraba. No pude más, solté el llanto lleno de dolor, pero tú ya no me escuchabas... solo me mirabas.
Esto sucedió apenas unas horas atrás, la verdad si me dolió, me dolió mucho tu partida. Nunca pensé que se pudiera querer a un gato de la forma en que te quiero, porque aún te quiero y siempre te querré, me diste 17 años de alegrías, diversión, gozo, penas, sufrimiento y dolor, Y TODO, TODO ESO, TE LO AGRADEZCO DESDE EL FONDO DE MI CORAZON.
DHIHARHA (Tusita) 4 de Julio de 1991- 11 de Agosto de 2008
A mi Tusita:
Hay Tusita, como olvidarte, si cuando llegaste eras hoooorrible. Me cabías en la palma de la mano, estabas muuuy flaca, tenías un color gris rata muy feo y eras súper enojona. Pero fuiste mejorando con el tiempo (gracias a Dios). Esos ojazos verdes que parecían dos esmeraldas, hacían que hasta el enemigo público #1 de los gatos volteara a decirte un piropo. Ese cuerpecito delgadito hacía que te movieras con una gracia, digna de una bailarina. Ese pelambre con que el llegaste lo cambiaste por una suave capa de pelo sedoso que brillaba como charol. Tu empeño en quedarte a dormir en las camas con nosotros fue el culpable de que si no estabas tú ronroneándome al oído, no pudiera dormir.
Fue una lástima que perdieras tu esbelta figura cuando tuviste a tus primeros retoños, pero la verdad la verdad ¡QUE CHULOS TE QUEDARON!, tanto así que quedamos debiendo gatitos cuando los dimos en adopción, y la lista de espera para la segunda camada fue todo un éxito. Aunque por ser tan protectora con los pequeños "Daditos" como solíamos decirles, casi te mata al darte la hipo calcemia por el susto que te dió Cash nuestro pastor alemán, cuando paso cerca de donde los tenías dormidos (Ósea mi cuarto). Pero como siempre, salías airosa y llegabas con más ánimos a la casa.
Después de los bebes te decíamos bola de boliche, porque para serte sincera si lo parecías. Tu collar de cadenita apenas se te podía ver entre lo que te quedo de cuello; las lonjas que te colgaban en la pancita, llegaban casi casi hasta el suelo, y era fácil saber cuándo llegabas en la noche a la cama, porque casi siempre me sacabas el aire cuando me caías encima.
Como olvidar esas noches de juerga que viviste y cuando te perdiste por una semana completa, CONDENADA casi me matas del susto por no saber nada de ti!!, pero como siempre regresabas a tu hogar, hasta aquel día que quedaste atrapada en la casa abandonada y que tuvimos que ir a rescatarte por qué no dejabas dormir a los vecinos con tus gritos de desesperación.
Hay Tusita, fue mi error el hacerte hija única durante todos esos años, y la pobre de tu hermana fue la que sufrió (o más bien la que se divirtió) con tus neuras. Era divertidísimo ver las peleas que se propinaban, parecían dos luchadores grecorromanos, la Chiquis encima de ti, y tú, aventándola contra el suelo, para después fulminarla cuando le caías encima de su frágil cuerpecito con tooodo tu enorme trasero.
Debo agradecerte el que estuvieras con tu abuela (mi mamá) en esos momentos de dolor cuando tu bisabuela (mi abuelita) partió de éste mundo, me contó cómo te quedaste con ella durante toda la semana que estuvo deprimida a pesar de las rabietas de mi papá, de que ocuparas su lugar en la cama.
Caray, me cae que no fuiste la misma cuando llegaron a la casa tus sobrinos, y desde que viste que tu hermana parecía riata o cable con nudo, fue cuando valieron tus pocos momentos de ternura para con ella. No te importó no ser el centro de atención cuando nacieron tus sobrinitos, ya que sabías que tú siempre serías la hija predilecta, y que nadie podía quitar tu interminable trasero de tu pedestal.
Había momentos en los que si desesperabas, primero por que cuando estudiaba, no soportabas que no fueras el centro de mi atención y te ponías encima de mis libros y cuadernos para no dejarme trabajar hasta que te hiciera caso. Malvada, todavía recuerdo cuando me echaste a perder mi trabajo de dibujo en acuarela, al poner tus patitas sobre el papel mojado... bueno quedo como dibujo abstracto, de eso no me puedo quejar.
No había día en el que llegara a comer a la casa y me recibías con ese maullido lamentero muy tuyo, y en el que decías de que tenías hambre y que tenía que alimentarte primero y después y si tú querías dejar de molestar, podía comenzar a comer yo. AHHHH!! y no creas que no se me olvida que eso se lo enseñaste a tu hermana y a tus sobrinos, por lo que el concierto de gatos siempre lo esperábamos en el desayuno, en la comida y la cena.
Oye, todavía recuerdo cuando me regañaba el veterinario por que cuando yo me enfermaba tú también te enfermabas porque siempre te querías quedar en mi cama, y no te importaba que me estuviera muriendo de una bronconeumonía, TU SIEMPRE TENIAS QUE DORMIR CONMIGO ABRAZADA!!!
A ti nunca te importó las modas por las que pasé, ni cuando me pinte el pelo de rosa, ni cuando me vestía al más puro estilo gótico metalero, o que tal cuando llegué con ese horrible corte de cabello que me tardó años en volver a crecer, nunca te importó siempre estabas conmigo, en mi gordura y en mi delgadez.
Hay Tusita, fue hace dos años cuando comenzó nuestro calvario, comenzaste a bajar de peso sin explicación alguna. El veterinario lo traías en jaque por que no podía darnos una respuesta concreta de que rayos te pasaba, y no fue sino hasta los dos mil y un exámenes médicos después que salió con su mugrosa respuesta de: "Tiene anorexia depresiva"... WHAAAAAT????? Osé, cómo perdón qué? Y luego??? Te llevo a terapia? Te doy prozac? Valium? o que te hago?. Solo basto con cambiarte las croquetas cada semana para que no te aburrieras del mismo sabor todos los días, y darte carne por las noches para que ganaras peso. Oye me salías bastante costosa, pero no me importó, porque volvías a ser la misma de siempre, chillona, mimada y neurótica.
Tu fiesta de quince años... bueno fiesta no fue, solo te hice un pastelito de carne y te compre tu cristal swarovski en verde (y se lo mandaron desde Londres, que conste) para que lo estrenaras en esa fecha especial, FUISTE LA ENVIDIA DE TODAS MIS PRIMAS!! como combinaba con tus ojos, te veías d.i.v.i.n.a. Lástima que tú durarás más que el mendigo cristal, no puedo creer que lo perdieras a los 2 meses, bueno, que le vamos a hacer.
Mi Tusa, fue el pasado mes de mayo de 2008, cuando ya veía venir lo inevitable. Bajaste demasiado de peso, el pelo se te comenzó a caer, los rasguños de los juegos con tus sobrinos no querían sanar, todo lo que comías lo devolvías y te empecé a ver más y más deprimida, aunque te hacías la fuerte y seguías con tus neurosis, además échale la culpa al Gato Pardo, ese gato que bajó de la azotea para quedarse con nosotros, y aunque nunca lo adoptamos del todo, nunca fue de tu agrado; EL fue el culpable de que te infestarás de amibas y de que el veterinario me regañara por tenerte junto de él.
Pensamos que estabas bien, pensamos que todo seguía normal, PENSE que te tendría conmigo por otra docena de años... no fue así. QUE ESTUPIDA Y EGOISTA SOY!!!
Ayer domingo fue un día normal, ayer te despertaste de mi cama como siempre lo hacías, ayer chillabas porque te diera de comer solo carne en vez de croquetas, ayer me recibiste cuando llegamos del mercado para ver que te traíamos de comer como siempre, ayer te di de cenar tus premios como todas las noches, ayer... ayer fue cuando todo salió mal. Sucedió cuando termine de cenar la pizza que habíamos encargado, que tu abuela me dijo que no estabas bien, salí como bala a ver que te pasaba, te encontré en la silla de la mesa de la cocina, me habías devuelto toda la cena, tenías asco, seguías vomitando lo poco que te quedaba en el estómago y más, solo te quedaba la poca agua que habías tomado antes y hasta eso no aguanto tu estómago. Te veías fatal. Llamé al médico a ver que te daba, y como idiota pensé que era otros de esos ataques que te daban cuando te purgabas, y el médico te recetó gotitas para el dolor y gotitas para tu asco. No creo que haya alguien que corriera más rápido que yo a la farmacia, ya era tarde, pero no me importo, tú estabas sufriendo, eso era lo que más me preocupaba. Cuando llegamos y te di tu medicina, me la escupiste y me miraste como diciendo "No me gustó, ahí te va". Me rasguñaste a mí y a tu abuela, créeme que ni lo sentí. Cuando por fin te quedaste más tranquila me quede contigo para revisarte, para ver que estuvieras bien, pero me asustaste cuando decidiste de la nada que la azotea era mejor que tu tibia cama ... yo sabía lo que eso significaba. Muchas veces escuché como es que los animales buscan un lugar lejano para pasar sus últimos momentos... NO!!!! tu no!!, no quiero que te vayas a una fría azotea a dar tu último respiro ESO NO LO VOY A PERMITIR!!!, te traje de vuelta a tu cama, no la quisiste, preferiste el frio mosaico de la cocina, te puse unos periódicos para que por lo menos no lo sintieras tan frío, pero no querías venir a la cama. Te deje ahí, ya pasaban de las 12 y yo tenía que trabajar temprano. Pero no podía dejar de pensar en que en la tarde te tenía que llevar al doctor si seguías mal. ME aferraba a la idea de que solo era otro ataque como los de antes, sí, soy estúpida y egoísta, y qué??? te quería conmigo como siempre lo habíamos hecho EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS. Me desperté como a las 4 de la mañana, y fui a ver como estabas, casi se me sale el corazón cuando no te encontré. La puerta del patio estaba abierta y tú, no estabas. Maldecía cada segundo que pensé en no cerrar la puerta por si tenías que ir al baño, que pendeja, porque no decidí lavar cualquier cosa que hubiera podido pasar, fui corriendo a hurtadillas a la azotea buscándote, no quería despertar a la familia, ya con que yo no durmiera era suficiente. No te encontré. Después de una hora de buscarte y llamarte, decidí irme a la cama, no es necesario decirte que no pegué los ojos en lo que quedó de la noche, es de las pocas veces que esperaba el alba con ansias. Te juro que de mi mente no sacaba la idea de encontrarte tiesa, fría y sola en alguna azotea extraña. No paraba de llorar en mi cama. Puse el despertador a las 6:30, pero cuando sonó todavía era de noche, esperé un poco más, cuando por fin vi un poco de cielo grisáceo, corrí de nuevo al patio, ya la familia se había levantado, no hubo de otra, a decirles lo que había pasado. Ellos te buscaban debajo de los muebles, yo arriba de la casa gritando tu nombre y esperando que me respondieras, estaba al borde de la histeria cuando te escuché... GRACIAS DÍOS, TE ESCUCHE!!! pero el verte, el verte era otra historia. Llegaste tambaleándote, apenas y podías caminar, llorabas no de gusto si no de dolor, el color de tu pelo brilloso se había ido hace meses cuando todo esto empezó. Tú cara, tu carita cachetona fue reemplazada por una cadavérica mueca donde una vez besé tus hermosos cachetototes; tu ojitos ya no me veían con ese brillo de cuando te buscaba y tu feliz me encontrabas. Ahí fue cuando lo comprendí, tenía que dejarte ir.
Estaba decidido entre la familia, yo no quería, pero ya no podía darme el lujo de no querer ver la verdad, tenía que ver TU verdad. Mandé un mensaje a uno de mis compañeros del trabajo, avisando que llegaría tarde porque teníamos que ir al veterinario. No quise manejar. Quise ser egoísta contigo por última vez. Sabías que algo andaba mal, ya que siempre es tu abuela quien te llevaba en tu mascotera y yo siempre manejaba. El trayecto se me hizo taaan corto, como si la clínica estuviera a la vuelta de la esquina. Seguía siendo egoísta, te quería por un poco más de tiempo, y se me cumplió ese último capricho, cuando llegamos todavía no abrían, y eso que vive en el mismo edificio tu doctor. Cuando escuche como abrían la cortina, sentí como se me desgarraba el corazón, pero no podía haber vuelta atrás, estabas sufriendo, y yo sufría aun más. Tu doctor nos recibió con una sonrisa apagada diciendo: "Esa es Dhiharha???" pensó que te llevábamos a consulta, pero entendió cuando me vio con los ojos llorosos a lo que realmente íbamos. Nos pasó en seguida al segundo piso, a una fría plancha donde revisan a todos los animalitos que llevan ahí. Yo no te quería soltar. Te tenía envuelta en tu toalla, para que no sintieras el frío de la plancha. Me mirabas y yo no te apartaba la mirada. El doctor se acerco con una jeringa, y te inyectó un líquido rosa en tu estomaguito, desde lejos pude leer EUTANACIA. Piiinche palabra de mierda!!!! LA ODIOOOOOO!!!!
El doctor nos dijo, que tomaría unos 10 minutos y que no sufrirías nada. Me seguías mirando, te seguía mirando. Tu abuela se puso a hablar con el doctor para distraerse, yo no te solté, no podía, NO QUERIA. Así transcurrieron los minutos, se me hicieron segundos. Cuando tú todavía respirabas muy lentamente, el doctor te puso otra inyección, esta vez fue en tu corazón. Pude ver en tus hermosos ojos verdes que tú pupila pasaba de una rayita que apenas se distinguía a una canica color negro aceituna. Me mirabas, te miraba. Tu abuela seguía platicando cuando el doctor se dio cuenta de lo que había pasado. Con el estetoscopio revisó tu corazón. Nada, hacía un minuto que te habías ido. Me mirabas, te miraba. No pude más, solté el llanto lleno de dolor, pero tú ya no me escuchabas... solo me mirabas.
Esto sucedió apenas unas horas atrás, la verdad si me dolió, me dolió mucho tu partida. Nunca pensé que se pudiera querer a un gato de la forma en que te quiero, porque aún te quiero y siempre te querré, me diste 17 años de alegrías, diversión, gozo, penas, sufrimiento y dolor, Y TODO, TODO ESO, TE LO AGRADEZCO DESDE EL FONDO DE MI CORAZON.
DHIHARHA (Tusita) 4 de Julio de 1991- 11 de Agosto de 2008