Musa hace hoy dos semanas que me dejó y no me acostumbro. Y no me consuelo. Y tanto mi pareja como yo aún seguimos con el tic de poner el abrigo al abrir la puerta para que no se escape escaleras abajo o de esperar por las noches los ruidos que hacía con los zapatos en mi habitación para que me levantase aunque no fueran horas. Este mes cumplía 13 años y se la llevó una cardiopatía.
Supongo que está de más decir que para mí era una gata superespecial, era ladrona, chivata, llorona, escapista, fresca, bonachona y un punto egoísta, me encantaba su carácter.
Cuando vivíamos en una casa, al volver de trabajar en coche la tía se conocía el ruido del motor en la calle, salía del jardín de donde estuviera maullando contenta, se subía al coche y juntas buscábamos aparcamiento y luego para casita las dos caminando. Se metía adormir o robaba alguna cosa de su gusto en todas las casas de los vecinos y me metía en problemas con ellos día sí, día también. Cuando me mudé a un piso no me lo perdonó jamás (aunque podía salir a pasear por algún tejado).
Nunca la traté como a una "gatita", era MUSA, mi fiel amiga, mi gran amiga. Ella me convirtió en vegetariana y en animalista. Y aunque sabe mal decirlo porque he tenido, tengo y tendré más gatos pero nunca tan especial como ella.
Y esa era Musa, la negra y regordita Musa.
Supongo que está de más decir que para mí era una gata superespecial, era ladrona, chivata, llorona, escapista, fresca, bonachona y un punto egoísta, me encantaba su carácter.
Cuando vivíamos en una casa, al volver de trabajar en coche la tía se conocía el ruido del motor en la calle, salía del jardín de donde estuviera maullando contenta, se subía al coche y juntas buscábamos aparcamiento y luego para casita las dos caminando. Se metía adormir o robaba alguna cosa de su gusto en todas las casas de los vecinos y me metía en problemas con ellos día sí, día también. Cuando me mudé a un piso no me lo perdonó jamás (aunque podía salir a pasear por algún tejado).
Nunca la traté como a una "gatita", era MUSA, mi fiel amiga, mi gran amiga. Ella me convirtió en vegetariana y en animalista. Y aunque sabe mal decirlo porque he tenido, tengo y tendré más gatos pero nunca tan especial como ella.
Y esa era Musa, la negra y regordita Musa.