A mí ya me gustaría poder intentarlo, pero vivo con mi padre y mis hermanos aparecen por aquí de cuando en cuando y no les gusta la idea.
La verdad es que no lo entiendo, porque ahora se suben a la arena, hacen sus cositas, después hacen una montaña con ella, y luego van pisando por toda la casa (y dejando polvillo no nos engañemos). Me parece mucho más higiénico que no pisaran la arena y lo que hay en ella. De todas formas a la taza se suben, y a todos los demás sitios que les llamen la atención, por lo que estás sentándote (y acostándote) en lugares donde han puesto las patitas.
Así que, nada, hasta que no tenga casa propia no podré hacer el experimento. Quizá para entonces hallan inventado un sistema supermoderno para gatos con cadena automática incluida y esté al alcance de bolsillos como el mío.