Agresión del juego: La agresión del juego es una conducta normal en los gatitos y en los gatos jóvenes. Es el tipo más frecuente de la conducta agresiva que los gatos manifiestan hacia sus dueños. Aunque la expresión implica una conducta más bien benigna, la agresión del juego puede acabar en diversas lesiones por lo que es necesario que sea controlada para reducir el peligro potencial que encierra.
Las conductas manifestadas incluyen: la exploración y el escudriñamiento; el acecho, la persecución, el ataque, la zarpada y el salto de lado. Las vocalizaciones son raras y las mordeduras generalmente están inhibidas. Típicamente, los gatitos juegan duro entre sí pero pronto aprenden cuándo realmente causan dolor; el gatito mordido dejará de jugar o reaccionará con respuestas defensivas. Las mordeduras tienden a estar inhibidas y el zarpazo se realiza con las garras retraídas. La cantidad de inhibición real varía en cada individuo, habiendo algunos que muerden muy fuerte.
Cuando un gato crece sin la adecuada interacción social que disuade la mordedura fuerte, es posible que cuando sea adulto muerda sin inhibición. Los dueños muchas veces cooperan en el problema jugando con los gatitos de una manera que fomenta los ataques dirigidos a las manos y a los pies. A no ser que se fomente, la conducta tiende a desaparecer a medida que el gato crece para llegar a adulto.
Diagnóstico y pronóstico
Típicamente, la agresión del juego se observa en los gatitos y en los gatos jóvenes y va acompañada de actitudes amenazadoras manifestadas en un contexto juguetón. Típicamente, el gato elige como blanco objetos que cambian de sitio tales como los movimientos de las manos, los movimientos de los pies y el dueño que va de un lado a otro de la casa. Algunas veces, la atención no deseada se dirige exclusivamente hacia un solo miembro de la familia. En la mayoría de los casos, los problemas se observan en las viviendas de un solo gato en las que éste no tiene la oportunidad de comprometerse en el juego normal con animales de su misma especie. El juego generalmente implica que la mordedura está inhibida y, algunas veces, el arañamiento.
Factores que favorecen la agresión: Gatito o gato joven , experiencia de juego cuando era gatito, estimulado para perseguir y para atacar las manos y los pies. Gato único , juego bronco que molesta.... La cantidad de tiempo que pasa solo o si pasa poco tiempo con personas o con otros animales de compañía
Tratamiento
La agresión del juego puede ser tratada de modo eficaz mediante modificación conductual mientras los gatos todavía son jóvenes. Se les debe proporcionar y estimular el ejercicio en cantidad suficiente, lo que implica una conducta aceptable de persecución y de ataque. Se deben proporcionar al gato juguetes que reboten, que se agiten o que se meneen de una manera tal que induzcan al gato a jugar.
Si para atajar un ataque de juego es necesario un estímulo aversivo, generalmente irá bien, sin ser excesivamente desagradable. Se debe enseñar a los dueños a prever los ataques de juego a fin de que se puedan evitar entreteniendo al gato con juguetes o se puedan controlar con respuestas aversivas. Es ésta una de las pocas conductas que se pueden corregir incorporando a la casa otro animal de compañía. La adopción de un gato joven del mismo tamaño corporal y de igual temperamento es muy posible que resuelva el problema de una manera rápida con poca energía requerida por parte del dueño.
Agresión inducida por las caricias: Algunos gatos tienen el hábito desalentador de admitir la atención de su dueño sólo para responder mordiendo cuando han conseguido la suficiente. Aparentemente, estos gatos disfrutan con la atención e incluso la buscan. Sin embargo, parece ser que tienen un cierto umbral para la cantidad de atención que son capaces de tolerar. Cuando ya no tienen más tolerancia a las caricias con la mano, muerden y se van corriendo.
Diagnóstico y pronóstico
Muchas veces, el dueño observador es capaz de decir cuando está próxima a ocurrir una mordedura. El gato generalmente se pondrá tenso, se encorvará, aplanará sus orejas contra la cabeza y sacudirá rígidamente su cola. Antes de morder, también puede sisear y retraer sus labios.
El pronóstico de la corrección de esta conducta problemática es desde favorable hasta reservado, en función de la duración de la conducta, del umbral correspondiente a la interacción física del animal de compañía y de la paciencia del dueño. Los niños de corta edad son los que se hallan en mayor riesgo, ya que no «leen» los signos de este tipo de agresión.
Tratamiento: La piedra angular del tratamiento consiste en identificar el umbral de tolerancia del gato y condicionar gradualmente al gato para que admita más caricias con la mano al paso que se evitan los riesgos de ataque. Para conseguir esto, el dueño debe determinar cuánto tiempo puede ser acariciado con la mano el gato antes de que ataque. Los obsequios de alimento se deben reservar para las sesiones de adiestramiento.
Además, el dueño no debe iniciar el adiestramiento y durante el acariciamiento no debe refrenar físicamente al gato. El adiestramiento se inicia sólo cuando el gato se acerca al dueño para recibir afecto.
La alimentación manual es un método para tratar la agresión inducida por el acariciamiento con la mano.
Después, debe tener lugar el acariciamiento durante un espacio de tiempo corto y debe cesar antes de que sea alcanzado el umbral de tolerancia. A continuación, al gato se le puede dar un obsequio de alimento si no manifiesta ningún signo de nerviosismo o de agresión.
El gato no debe ser retenido o confinado de ningún modo; es más deseable que se baje de un salto de encima de su dueño en vez de que se vuelva agresivo.
Las sesiones se pueden alargar gradualmente a medida que el gato aprende a tolerar sesiones de acariciamiento cada vezde mayor duración como anticipo de una recompensa de alimento.
El condicionamiento se puede facilitar dando de comer al gato de acuerdo con un horario y celebrando las sesiones inmediatamente antes del momento de la comida.
Se debe evitar el castigo físico. Los hechos de pegar al gato en el hocico, de golpearle o de lanzarle con fuerza al suelo, invariablemente empeoran las cosas.
Prevención: La socialización precoz, el acicalamiento y la manipulación del gatito joven pueden contribuir a prevenir este problema.
Agresión por miedo: La agresión Por miedo aparece cuando el gato se expone a un estímulo miedoso, especialmente cuando no existe oportunidad para que huya. Cuanto más amenazante es el estímulo, tanto más se intensifica la respuesta de miedo. La agresión por miedo se puede manifestar cuando un gato es amenazado, cuando es castigado o incluso cuando se le acerca alguien (especialmente si está confinado). A la agresión por miedo a veces se le conoce con la denominación de agresión defensiva.
Diagnóstico y pronóstico
La agresión por miedo se caracteriza por diversas expresiones faciales y actitudes corporales.
El gato generalmente manifiesta una mezcla de la conducta defensiva (orejas dirigidas hacia atrás, cuerpo arqueado, erizamiento del pelo, refunfuño, zarpazo, mordedura y arañazo). También suele haber dilatación pupilar.
Los signos defensivos incluyen:
• Siseo, bufido, refunfuño.
• Dientes mostrados.
• Orejas agachadas hacia atrás.
• Posición corporal agachada, cuerpo abajado, extremidades plegadas debajo del cuerpo, marcha lateral, cola escondida.
El pronóstico de la agresión por miedo depende de varios factores. Si el problema aparece por primera vez en la edad adulta, es de corta duración y es benigno, y el gato puede ser protegido de los estímulos que evocan el miedo durante el tratamiento, el pronóstico es favorable.
El dueño siempre está en peligro manipulando a un gato, con agresión por miedo por lo que debe ser asesorado en conformidad.
El gato puede atacar al dueño por causa de alguna cosa que se encuentra junto a este último que educe una respuesta de miedo o puede atacarle debido a una agresión desviada cuando tiene miedo de un estímulo algo diferente.
Los factores que indican un pronóstico favorable incluyen:
• Problema de duración corta.
• Comienzo en la edad adulta.
• Todos los estímulos que educen el miedo están perfectamente definidos.
• La exposición a los estímulos que educen el miedo se puede controlar.
• Se puede proteger al gato de la exposición a un estímulo intenso.
• El umbral de las respuestas de miedo es relativamente elevado.
El dueño es capaz de controlar al gato con motivo de las sesiones de adiestramiento.
Tratamiento: La agresión por miedo se trata más convenientemente con las técnicas de la exposición gradual que implican la habituación, la desensibilización y el condicionamiento inverso. La inundación puede ser eficaz cuando el miedo es ligero o cuando se pueden controlar perfectamente tanto el gato como el estímulo. La identificación y la intervención precoces conducen a las curaciones más eficaces.
Para el tratamiento
1.- Identificar los estímulos pavorosos
2.- Identificar todos los estímulos que educan miedo y el umbral (intensidad o distancia) en el que se manifiesta el miedo.
Durante el tratamiento es muy impotante que el gato esté aislado de cualquier cosa que pudiese causar ansiedad o miedo.
Desensibilización y condicionamiento inverso.
Si el umbral del miedo es un hombre que está a una distancia de 3 metros del gato, el hombre debe ser visible pero debe estar más lejos que aquel cuando se inician los ejercicios de desensibilización.
El dueño ofrece una recompensa cuando el gato no tene miedo. Muy gradualmente, el hombre se acerca cada vez más.
Para el control, puede ser útil usar un dogal o una jaula para transporte de animales de compañía (solamente si ésta no provoca más ansiedad). Esta operación no se debe realizar con prisas.
Inundación (Usarla sólo cuando la respuesta de miedo es ligera). Se Introduce el gato en una jaula en una habitación con la persona que desencadena la respuesta de miedo hasta que hayan cesado todos los signos de miedo o de agresión. La exposición es continúa hasta que el gato se habitúa.
El alimento se puede usar para acelerar el adiestramiento de exposición, pero sólo se debe dar cuando ya no existe signo alguno de miedo o de agresión
El miedo puede empeorar si la persona se va antes de que hayan cesado los signos de miedo o de agresión
Terapia farmacológica
La terapia farmacológica a veces es necesaria. Agentes de prescripción tales como las benzodiazepinas, la buspirona y los antidepresivos tricíclicos, pueden ser útiles para reducir el miedo y la ansiedad a un nivel que sea lo suficiente bajo como para permitir iniciar la modificación conductual
Prevención : Se debe aconsejar a los dueños que adopten un gatito a las 7 semanas de edad procedente de una situación familiar que le haya proporcionado una cantidad suficiente de manipulación y de interacción amables.
En la mayoría de los casos, la agresión por miedo se puede prevenir animando a los dueños para que socialicen convenientemente a sus gatos.
La elección de un gatito amigablemente sociable también puede ser sumamente útil, ya que es posible que los gatitos que manifiestan miedo y agresividad sean muy difíciles de socializar.
Los veterinarios deben instruir a los dueños con respecto a los conceptos de socialización y de evolución conductual y con respecto a cómo prevenir tales problemas.
Agresión predadora: En los gatos, la predación es una conducta instintiva sumamente motivada. En cuanto a su naturaleza, consiste en perseguir y dar caza a la presa. Sin embargo, cuando esta conducta va dirigida hacia la familia o hacia otros animales, causa problemas que es necesario corregir.
Diagnóstico y pronóstico
Este tipo de agresión se puede encontrar en gatos de ambos sexos y de cualquier edad. El blanco habitual es un estímulo que progresa muy rápidamente. La respuesta del gato consiste en perseguir, morder y, posiblemente, matar a su presa percibida. Por tanto, el peligro extremo existe cuando sucede que la presa blanco es un niño u otro animal de compañía. La predación dirigida hacia personas es extraordinariamente rara, pero la agresión del juego que contiene elementos de la predación es muy frecuente.
El pronóstico de la resolución total de este tipo de problema generalmente es muy desfavorable, especialmente cuando va dirigido hacia pequeños mamíferos o hacia aves.
Es una conducta instintiva que resulta muy difícil de dominar. Los animales de compañía que corren más peligro son las aves, los conejos, los hámsters, los gerbos, etcétera. Asimismo, es posible que los dueños deseen evitar la entrada de animales salvajes al patio a fin de que no sucumban a su gato.
Los detectores del movimiento al aire libre y otras trampas cazabobos pueden ser eficaces para repeler la posible presa que pudiese deambular en el jardín.
Tratamiento: En la mayoría de los casos el instinto predador es tan impetuoso que no puede ser reprimido. Por tanto, el mejor procedimiento es evitar el acceso del gato a su presa proyectada, aunque la mayoría de los gatos necesitan ser confinados dentro de la casa para garantizar que la predación cesará.
Es posible que la vigilancia constante fuera de casa sea el único modo de acción práctico para que los gatos sigan saliendo al aire libré.
Prevención: La aparición de la agresión predadora es difícil de prevenir porque es principalmente una conducta heredada. Una parte de la conducta cazadora se aprende de la gata, de modo que teniendo a una gata dentro de la casa sin que pueda salir a cazar hasta después que los gatitos son destetados (y adoptados) puede impedir que se desarrollen los componentes aprendidos de cazar y de matar.También puede ser útil la selección de un gatito procente de padres que no cazan.
El hecho es que algunos gatos nacen con más impulso predador que otros. Estos gatos se deben tener dentro de casa si la conducta predadora es un problema, o sólo se debe permitir que salgan fuera cuando van atados de una correa.
Agresión del rango (aserción): Algunos gatos pueden manifestar agresión hacia sus dueños o hacia otros gatos. Este tipo de agresión se describe rara vez en la bibliografía veterinaria pero es una consideración en aquellos gatos que muerden o atacan a sus dueños o a otros gatos con el fin de controlar una situación.
Agresión Social: Este es un tipo de agresividad mostrada por gatos adultos hacia un gatito recién incorporado al hogar. Esta conducta tiene su origen en el hecho de que la especie felina se comporta como si fuese dos especies distintas según la etapa de desarrollo en la que se encuentre el individuo. Cuando el gato es cachorro posee un patrón de conducta social, gregario hasta los 8 -12 meses de edad, momento en el cual ocurre la Dispersión y el gato adopta el comportamiento asocial típico del felino macho adulto, entonces cuando el gatito ( por su conducta social ) se acerca al gato adulto, éste lo agrede, pudiendo lastimarlo seriamente, ya que según la óptica del adulto el gatito no respetó las leyes básica felinas de las Distancias Social, Personal y Crítica.
Agresión desviada: Existe agresión desviada cuando el objeto de la agresión del animal no es el estímulo que desencadenó el estado de excitación agresiva. Este problema aparece generalmente cuando una persona o un animal interviene en la actividad agresiva que tiene lugar entre otros dos animales.
Agresión territorial: Los gatos rara vez pelean para proteger a los miembros de la familia excepto por lo que se refiere a las hembras que protegen a sus crías. Sin embargo, defienden su propio césped. En el estado salvaje, la marcación del rastro con orina, con heces y, posiblemente, con secreciones sebáceas de la piel, sirve para reconocer la presencia de los individuos y constituye una forma de identificación de la ocupación de una zona y, por tanto, sirve para facilitar la huida.
Agresión inducida por el dolor: Hasta el animal más sociable y más dócil puede presentar esta forma de agresión. Cualquier manipulación que produzca dolor o malestar puede acabar en esta agresión irritable.
Agresión materna: Los instintos protectores de la descendencia están presentes prácticamente en todas las madres. La agresión materna hace referencia a la conducta agresiva dirigida hacia personas o hacia otros animales que se acercan a la gata con sus gatitos.
Agresión entre machos: La agresión entre gatos machos es una de las formas más frecuentes de la agresión felina. Ésta se desarrolla, fuera de la conducta normal de rivalidad que tiene lugar cuando los gatos maduran desde los puntos de vista sexual y conductual. Es especialmente frecuente durante la temporada de apareamiento.
Agresión fisiopatológica: Los trastornos agresivos fisiopatológicos son aquellos que tienen una causa subyacente. Estos estados agresivos pueden aparecer a cualquier edad, pueden tener un comienzo súbito y es posible que no encajen netamente en las demás clases de la conducta agresiva ya descritas. En algunos casos, es posible que los problemas médicos solos no causen el problema, pero para que la agresión sea manifiesta puede ser necesaria una asociación de factores conductuales y de problemas médicos.
Agresión idiopática: La agresión idiopática es una clase de cajón de sastre de la conducta agresiva que aparece imprevisiblemente y cuya causa subyacente se desconoce. Es probable que la agresión desviada o la agresión por miedo que han sido motivadas por circunstancias que el dueño no observó, acaben por incluirse en esta clase.
Agresión aprendida: En algunos tipos de la agresión felina es posible que exista un componente aprendido. La agresión aprendida puede ser consecuencia de provocar de modo intencionado y repetidas veces a los gatos para que sean agresivos. En otros casos, el dueño puede haber condicionado la agresión sin querer. Cuando el dueño intenta tranquilizar a un gato que manifiesta agresión por miedo, la conducta agresiva resulta reforzada. Por añadidura, los gatos que son amenazados o castigados por manifestaciones agresivas, pueden aprender a asociar el dolor o el miedo con determinados estímulos y se vuelven aún más agresivos cada vez que se repiten las situaciones.
Las conductas manifestadas incluyen: la exploración y el escudriñamiento; el acecho, la persecución, el ataque, la zarpada y el salto de lado. Las vocalizaciones son raras y las mordeduras generalmente están inhibidas. Típicamente, los gatitos juegan duro entre sí pero pronto aprenden cuándo realmente causan dolor; el gatito mordido dejará de jugar o reaccionará con respuestas defensivas. Las mordeduras tienden a estar inhibidas y el zarpazo se realiza con las garras retraídas. La cantidad de inhibición real varía en cada individuo, habiendo algunos que muerden muy fuerte.
Cuando un gato crece sin la adecuada interacción social que disuade la mordedura fuerte, es posible que cuando sea adulto muerda sin inhibición. Los dueños muchas veces cooperan en el problema jugando con los gatitos de una manera que fomenta los ataques dirigidos a las manos y a los pies. A no ser que se fomente, la conducta tiende a desaparecer a medida que el gato crece para llegar a adulto.
Diagnóstico y pronóstico
Típicamente, la agresión del juego se observa en los gatitos y en los gatos jóvenes y va acompañada de actitudes amenazadoras manifestadas en un contexto juguetón. Típicamente, el gato elige como blanco objetos que cambian de sitio tales como los movimientos de las manos, los movimientos de los pies y el dueño que va de un lado a otro de la casa. Algunas veces, la atención no deseada se dirige exclusivamente hacia un solo miembro de la familia. En la mayoría de los casos, los problemas se observan en las viviendas de un solo gato en las que éste no tiene la oportunidad de comprometerse en el juego normal con animales de su misma especie. El juego generalmente implica que la mordedura está inhibida y, algunas veces, el arañamiento.
Factores que favorecen la agresión: Gatito o gato joven , experiencia de juego cuando era gatito, estimulado para perseguir y para atacar las manos y los pies. Gato único , juego bronco que molesta.... La cantidad de tiempo que pasa solo o si pasa poco tiempo con personas o con otros animales de compañía
Tratamiento
La agresión del juego puede ser tratada de modo eficaz mediante modificación conductual mientras los gatos todavía son jóvenes. Se les debe proporcionar y estimular el ejercicio en cantidad suficiente, lo que implica una conducta aceptable de persecución y de ataque. Se deben proporcionar al gato juguetes que reboten, que se agiten o que se meneen de una manera tal que induzcan al gato a jugar.
Si para atajar un ataque de juego es necesario un estímulo aversivo, generalmente irá bien, sin ser excesivamente desagradable. Se debe enseñar a los dueños a prever los ataques de juego a fin de que se puedan evitar entreteniendo al gato con juguetes o se puedan controlar con respuestas aversivas. Es ésta una de las pocas conductas que se pueden corregir incorporando a la casa otro animal de compañía. La adopción de un gato joven del mismo tamaño corporal y de igual temperamento es muy posible que resuelva el problema de una manera rápida con poca energía requerida por parte del dueño.
Agresión inducida por las caricias: Algunos gatos tienen el hábito desalentador de admitir la atención de su dueño sólo para responder mordiendo cuando han conseguido la suficiente. Aparentemente, estos gatos disfrutan con la atención e incluso la buscan. Sin embargo, parece ser que tienen un cierto umbral para la cantidad de atención que son capaces de tolerar. Cuando ya no tienen más tolerancia a las caricias con la mano, muerden y se van corriendo.
Diagnóstico y pronóstico
Muchas veces, el dueño observador es capaz de decir cuando está próxima a ocurrir una mordedura. El gato generalmente se pondrá tenso, se encorvará, aplanará sus orejas contra la cabeza y sacudirá rígidamente su cola. Antes de morder, también puede sisear y retraer sus labios.
El pronóstico de la corrección de esta conducta problemática es desde favorable hasta reservado, en función de la duración de la conducta, del umbral correspondiente a la interacción física del animal de compañía y de la paciencia del dueño. Los niños de corta edad son los que se hallan en mayor riesgo, ya que no «leen» los signos de este tipo de agresión.
Tratamiento: La piedra angular del tratamiento consiste en identificar el umbral de tolerancia del gato y condicionar gradualmente al gato para que admita más caricias con la mano al paso que se evitan los riesgos de ataque. Para conseguir esto, el dueño debe determinar cuánto tiempo puede ser acariciado con la mano el gato antes de que ataque. Los obsequios de alimento se deben reservar para las sesiones de adiestramiento.
Además, el dueño no debe iniciar el adiestramiento y durante el acariciamiento no debe refrenar físicamente al gato. El adiestramiento se inicia sólo cuando el gato se acerca al dueño para recibir afecto.
La alimentación manual es un método para tratar la agresión inducida por el acariciamiento con la mano.
Después, debe tener lugar el acariciamiento durante un espacio de tiempo corto y debe cesar antes de que sea alcanzado el umbral de tolerancia. A continuación, al gato se le puede dar un obsequio de alimento si no manifiesta ningún signo de nerviosismo o de agresión.
El gato no debe ser retenido o confinado de ningún modo; es más deseable que se baje de un salto de encima de su dueño en vez de que se vuelva agresivo.
Las sesiones se pueden alargar gradualmente a medida que el gato aprende a tolerar sesiones de acariciamiento cada vezde mayor duración como anticipo de una recompensa de alimento.
El condicionamiento se puede facilitar dando de comer al gato de acuerdo con un horario y celebrando las sesiones inmediatamente antes del momento de la comida.
Se debe evitar el castigo físico. Los hechos de pegar al gato en el hocico, de golpearle o de lanzarle con fuerza al suelo, invariablemente empeoran las cosas.
Prevención: La socialización precoz, el acicalamiento y la manipulación del gatito joven pueden contribuir a prevenir este problema.
Agresión por miedo: La agresión Por miedo aparece cuando el gato se expone a un estímulo miedoso, especialmente cuando no existe oportunidad para que huya. Cuanto más amenazante es el estímulo, tanto más se intensifica la respuesta de miedo. La agresión por miedo se puede manifestar cuando un gato es amenazado, cuando es castigado o incluso cuando se le acerca alguien (especialmente si está confinado). A la agresión por miedo a veces se le conoce con la denominación de agresión defensiva.
Diagnóstico y pronóstico
La agresión por miedo se caracteriza por diversas expresiones faciales y actitudes corporales.
El gato generalmente manifiesta una mezcla de la conducta defensiva (orejas dirigidas hacia atrás, cuerpo arqueado, erizamiento del pelo, refunfuño, zarpazo, mordedura y arañazo). También suele haber dilatación pupilar.
Los signos defensivos incluyen:
• Siseo, bufido, refunfuño.
• Dientes mostrados.
• Orejas agachadas hacia atrás.
• Posición corporal agachada, cuerpo abajado, extremidades plegadas debajo del cuerpo, marcha lateral, cola escondida.
El pronóstico de la agresión por miedo depende de varios factores. Si el problema aparece por primera vez en la edad adulta, es de corta duración y es benigno, y el gato puede ser protegido de los estímulos que evocan el miedo durante el tratamiento, el pronóstico es favorable.
El dueño siempre está en peligro manipulando a un gato, con agresión por miedo por lo que debe ser asesorado en conformidad.
El gato puede atacar al dueño por causa de alguna cosa que se encuentra junto a este último que educe una respuesta de miedo o puede atacarle debido a una agresión desviada cuando tiene miedo de un estímulo algo diferente.
Los factores que indican un pronóstico favorable incluyen:
• Problema de duración corta.
• Comienzo en la edad adulta.
• Todos los estímulos que educen el miedo están perfectamente definidos.
• La exposición a los estímulos que educen el miedo se puede controlar.
• Se puede proteger al gato de la exposición a un estímulo intenso.
• El umbral de las respuestas de miedo es relativamente elevado.
El dueño es capaz de controlar al gato con motivo de las sesiones de adiestramiento.
Tratamiento: La agresión por miedo se trata más convenientemente con las técnicas de la exposición gradual que implican la habituación, la desensibilización y el condicionamiento inverso. La inundación puede ser eficaz cuando el miedo es ligero o cuando se pueden controlar perfectamente tanto el gato como el estímulo. La identificación y la intervención precoces conducen a las curaciones más eficaces.
Para el tratamiento
1.- Identificar los estímulos pavorosos
2.- Identificar todos los estímulos que educan miedo y el umbral (intensidad o distancia) en el que se manifiesta el miedo.
Durante el tratamiento es muy impotante que el gato esté aislado de cualquier cosa que pudiese causar ansiedad o miedo.
Desensibilización y condicionamiento inverso.
Si el umbral del miedo es un hombre que está a una distancia de 3 metros del gato, el hombre debe ser visible pero debe estar más lejos que aquel cuando se inician los ejercicios de desensibilización.
El dueño ofrece una recompensa cuando el gato no tene miedo. Muy gradualmente, el hombre se acerca cada vez más.
Para el control, puede ser útil usar un dogal o una jaula para transporte de animales de compañía (solamente si ésta no provoca más ansiedad). Esta operación no se debe realizar con prisas.
Inundación (Usarla sólo cuando la respuesta de miedo es ligera). Se Introduce el gato en una jaula en una habitación con la persona que desencadena la respuesta de miedo hasta que hayan cesado todos los signos de miedo o de agresión. La exposición es continúa hasta que el gato se habitúa.
El alimento se puede usar para acelerar el adiestramiento de exposición, pero sólo se debe dar cuando ya no existe signo alguno de miedo o de agresión
El miedo puede empeorar si la persona se va antes de que hayan cesado los signos de miedo o de agresión
Terapia farmacológica
La terapia farmacológica a veces es necesaria. Agentes de prescripción tales como las benzodiazepinas, la buspirona y los antidepresivos tricíclicos, pueden ser útiles para reducir el miedo y la ansiedad a un nivel que sea lo suficiente bajo como para permitir iniciar la modificación conductual
Prevención : Se debe aconsejar a los dueños que adopten un gatito a las 7 semanas de edad procedente de una situación familiar que le haya proporcionado una cantidad suficiente de manipulación y de interacción amables.
En la mayoría de los casos, la agresión por miedo se puede prevenir animando a los dueños para que socialicen convenientemente a sus gatos.
La elección de un gatito amigablemente sociable también puede ser sumamente útil, ya que es posible que los gatitos que manifiestan miedo y agresividad sean muy difíciles de socializar.
Los veterinarios deben instruir a los dueños con respecto a los conceptos de socialización y de evolución conductual y con respecto a cómo prevenir tales problemas.
Agresión predadora: En los gatos, la predación es una conducta instintiva sumamente motivada. En cuanto a su naturaleza, consiste en perseguir y dar caza a la presa. Sin embargo, cuando esta conducta va dirigida hacia la familia o hacia otros animales, causa problemas que es necesario corregir.
Diagnóstico y pronóstico
Este tipo de agresión se puede encontrar en gatos de ambos sexos y de cualquier edad. El blanco habitual es un estímulo que progresa muy rápidamente. La respuesta del gato consiste en perseguir, morder y, posiblemente, matar a su presa percibida. Por tanto, el peligro extremo existe cuando sucede que la presa blanco es un niño u otro animal de compañía. La predación dirigida hacia personas es extraordinariamente rara, pero la agresión del juego que contiene elementos de la predación es muy frecuente.
El pronóstico de la resolución total de este tipo de problema generalmente es muy desfavorable, especialmente cuando va dirigido hacia pequeños mamíferos o hacia aves.
Es una conducta instintiva que resulta muy difícil de dominar. Los animales de compañía que corren más peligro son las aves, los conejos, los hámsters, los gerbos, etcétera. Asimismo, es posible que los dueños deseen evitar la entrada de animales salvajes al patio a fin de que no sucumban a su gato.
Los detectores del movimiento al aire libre y otras trampas cazabobos pueden ser eficaces para repeler la posible presa que pudiese deambular en el jardín.
Tratamiento: En la mayoría de los casos el instinto predador es tan impetuoso que no puede ser reprimido. Por tanto, el mejor procedimiento es evitar el acceso del gato a su presa proyectada, aunque la mayoría de los gatos necesitan ser confinados dentro de la casa para garantizar que la predación cesará.
Es posible que la vigilancia constante fuera de casa sea el único modo de acción práctico para que los gatos sigan saliendo al aire libré.
Prevención: La aparición de la agresión predadora es difícil de prevenir porque es principalmente una conducta heredada. Una parte de la conducta cazadora se aprende de la gata, de modo que teniendo a una gata dentro de la casa sin que pueda salir a cazar hasta después que los gatitos son destetados (y adoptados) puede impedir que se desarrollen los componentes aprendidos de cazar y de matar.También puede ser útil la selección de un gatito procente de padres que no cazan.
El hecho es que algunos gatos nacen con más impulso predador que otros. Estos gatos se deben tener dentro de casa si la conducta predadora es un problema, o sólo se debe permitir que salgan fuera cuando van atados de una correa.
Agresión del rango (aserción): Algunos gatos pueden manifestar agresión hacia sus dueños o hacia otros gatos. Este tipo de agresión se describe rara vez en la bibliografía veterinaria pero es una consideración en aquellos gatos que muerden o atacan a sus dueños o a otros gatos con el fin de controlar una situación.
Agresión Social: Este es un tipo de agresividad mostrada por gatos adultos hacia un gatito recién incorporado al hogar. Esta conducta tiene su origen en el hecho de que la especie felina se comporta como si fuese dos especies distintas según la etapa de desarrollo en la que se encuentre el individuo. Cuando el gato es cachorro posee un patrón de conducta social, gregario hasta los 8 -12 meses de edad, momento en el cual ocurre la Dispersión y el gato adopta el comportamiento asocial típico del felino macho adulto, entonces cuando el gatito ( por su conducta social ) se acerca al gato adulto, éste lo agrede, pudiendo lastimarlo seriamente, ya que según la óptica del adulto el gatito no respetó las leyes básica felinas de las Distancias Social, Personal y Crítica.
Agresión desviada: Existe agresión desviada cuando el objeto de la agresión del animal no es el estímulo que desencadenó el estado de excitación agresiva. Este problema aparece generalmente cuando una persona o un animal interviene en la actividad agresiva que tiene lugar entre otros dos animales.
Agresión territorial: Los gatos rara vez pelean para proteger a los miembros de la familia excepto por lo que se refiere a las hembras que protegen a sus crías. Sin embargo, defienden su propio césped. En el estado salvaje, la marcación del rastro con orina, con heces y, posiblemente, con secreciones sebáceas de la piel, sirve para reconocer la presencia de los individuos y constituye una forma de identificación de la ocupación de una zona y, por tanto, sirve para facilitar la huida.
Agresión inducida por el dolor: Hasta el animal más sociable y más dócil puede presentar esta forma de agresión. Cualquier manipulación que produzca dolor o malestar puede acabar en esta agresión irritable.
Agresión materna: Los instintos protectores de la descendencia están presentes prácticamente en todas las madres. La agresión materna hace referencia a la conducta agresiva dirigida hacia personas o hacia otros animales que se acercan a la gata con sus gatitos.
Agresión entre machos: La agresión entre gatos machos es una de las formas más frecuentes de la agresión felina. Ésta se desarrolla, fuera de la conducta normal de rivalidad que tiene lugar cuando los gatos maduran desde los puntos de vista sexual y conductual. Es especialmente frecuente durante la temporada de apareamiento.
Agresión fisiopatológica: Los trastornos agresivos fisiopatológicos son aquellos que tienen una causa subyacente. Estos estados agresivos pueden aparecer a cualquier edad, pueden tener un comienzo súbito y es posible que no encajen netamente en las demás clases de la conducta agresiva ya descritas. En algunos casos, es posible que los problemas médicos solos no causen el problema, pero para que la agresión sea manifiesta puede ser necesaria una asociación de factores conductuales y de problemas médicos.
Agresión idiopática: La agresión idiopática es una clase de cajón de sastre de la conducta agresiva que aparece imprevisiblemente y cuya causa subyacente se desconoce. Es probable que la agresión desviada o la agresión por miedo que han sido motivadas por circunstancias que el dueño no observó, acaben por incluirse en esta clase.
Agresión aprendida: En algunos tipos de la agresión felina es posible que exista un componente aprendido. La agresión aprendida puede ser consecuencia de provocar de modo intencionado y repetidas veces a los gatos para que sean agresivos. En otros casos, el dueño puede haber condicionado la agresión sin querer. Cuando el dueño intenta tranquilizar a un gato que manifiesta agresión por miedo, la conducta agresiva resulta reforzada. Por añadidura, los gatos que son amenazados o castigados por manifestaciones agresivas, pueden aprender a asociar el dolor o el miedo con determinados estímulos y se vuelven aún más agresivos cada vez que se repiten las situaciones.