Van unos cuantos chistes "sersuales" (como siempre, siento el lenguaje soez...)
(Si me preguntais cúal es el mejor, elijo el de la cortadora de pepinos)
Un hombre esta en la recepción de un hotel. Quiere preguntarle algo al conserje,así que se da la vuelta para acercarse al mostrador pero accidentalmente le da un codazo en la teta a una chica que esta a su lado.
Los dos se quedan cortados y el hombre dice: "Señorita, si tiene usted el corazón tan tierno y blando como su pecho, se que podrá perdonarme". A lo que la chica le responde: "Si tu polla es tan dura como tu codo, te espero en la habitación 1221".
Un chico joven se sienta en la barra de un bar. El camarero le pregunta: "Que va a ser?" A lo que le responde el chico: "Quiero 6 tequilas"
"6 ?!? Esta celebrando algo?"
"Si. Mi primera chupada".
"Bueno, en ese caso deje que le invite al séptimo para darle la enhorabuena". "No se ofenda, pero si con 6 no me he quitado est sabor, no me lo quitare con nada".
Un hombre de negocios hace transbordo en otro avión y tiene la suerte de sentarse al lado de una mujer extremadamente atractiva. Se saludan y el se da cuenta de que ella esta leyendo un libro sobre estadísticas sexuales. Le pregunta sobre ello y ella le responde: "Es un libro muy interesante sobre estadísticas sexuales. Dice que los nativos americanos tienen el pene más largo, y que los polacos tienen el diámetro mas grande. Por cierto, me llamo Diana, como se llama?" El hombre le responde: "Nube Blanca Kowalski, encantado de conocerla".
Una noche, se acuesta una pareja para dormir, y el marido empieza a tocar a su mujer. La mujer se vuelve y le dice: "Lo siento, cariño, mañana a primera hora tengo cita con el ginecólogo y quiero estar fresca". El marido continua haciéndole caricias, pero esta vez le susurra al oído: "También tienes cita con el dentista mañana?"
Juan trabajaba en una fabrica de pepinos. Llevaba trabajando alli bastantes años, hasta que un día llego a casa y le confesó a
su mujer que tenia una terrible compulsión. Tenía unas ganas terribles de meter su pene dentro de la cortadora de pepinos. Su mujer le recomendó ir a un terapeuta sexual para superarlo, pero el decidió superarlo por sí mismo. Después de semanas, Juan llego un día a casa totalmente destrozado. Su mujer advirtió que algo iba mal y le preguntó qué había pasado. "Te acuerdas de que te conté que tenía unas ganas terribles de meter mi pene dentro de la cortadora de pepinos?"
"Si, Juan, no lo habrás hecho?"
"Si, cariño, no pude frenarme"
"Dios mío Juan, qué te ha pasado?"
"Me han despedido"
"No, me refiero a que es lo que ha pasado con la cortadora de pepinos?"
"Ah, a ella también la han despedido"
Un tío entra en un bar con un cocodrilo. Pone el
cocodrilo en la barra y se vuelve hacia los clientes:
"Hagamos una apuesta. Voy a abrir la boca de mi cocodrilo, pondré mis genitales en su boca, después él cerrará su boca durante un minuto y cuando la abra sacaré mis genitales sin ningún rasguño. A cambio de presenciar este espectáculo, cada uno me pagará una copa".
Cuando la gente dio su aprobación, el hombre se puso en la barra, se bajó los pantalones y metió sus genitales en la boca del cocodrilo. Después de 1 minuto el hombre cogió una botella de cerveza y le cascó al cocodrilo en toda la cabeza. El cocodrilo abrió la boca y el hombre sacó los genitales sin un rasguño. La
gente aplaudió y después de su primera copa el
hombre se dirigió otra vez al público:
"A quien se atreva a probarlo, le daré 100 dólares".
Después de unos segundos, una mano se levanto entre la multitud y una mujer tímidamente habló:
"Yo probaré si prometes no darme en la cabeza con la botella de cerveza".
Una pareja que cumplía su 50 aniversario estaba sentada en la mesa para desayunar cuando el marido le dijo a su mujer:
"Fíjate cariño, llevamos casados 50 años".
"Si, hace 50 años estábamos en esta misma mesa
desayunando juntos".
"Lo se," dijo el viejecillo, "hace 50 años, seguramente estábamos aqu sentados, desnudos como una pareja de jóvenes jilgueros".
"Bueno, que hacemos, cielo, nos desnudamos?"
La pareja de viejecitos se desnuda y se sienta a la mesa.
"Sabes, cariño," la viejecita le dice casi sin
aliento, "mis pezones están igual de calientes hoy por ti que hace 50 años..."
"No me sorprende", le contesta el viejecito. "Uno lo tienes en el café y el otro está dentro del chocolate con churros..."