Hola Clarita:
Pues yo jamás he bañado a mi gato y tiene el pelo muy brillante y sedoso. Lo que sí hago es cepillarlo una vez a la semana para eliminar los pelos muertos y con eso es suficiente al ser de pelo corto. Los gatos de pelo semilargo, como el tuyo, necesitan 2 cepillados por semana e insistir más en la cola e incluso cepillarlos a diario en época de muda.
Los gatos son muy limpios, ellos mismos se encargan de su aseo diario, por eso no es necesario bañarlos a no ser que estén muy sucios y ellos sólos no puedan.
Los champús más adecuados son los de PH neutro que respetan la piel del gato y la resecan menos. La marca suele ser lo de menos, lo importante es su PH.
Te copio un artículo de cómo bañarlo:
¿Cómo baño yo a mi gato?
Aquí te mostramos cómo conseguir que tu gato salga del baño resplandeciente pero sin traumas.
A los gatos no les gusta nada el agua, luego es difícil tener un baño tranquilo, aunque sea por el propio bien del gato. Probablemente no le darás un baño hasta que no sea estrictamente necesario, y esto ocurrirá cuando tu gato tenga alguna enfermedad de la piel, esté infestado de pulgas, tenga el pelo muy enredado o simplemente esté sucio. Para asegurarte de que el baño se da sin impedimentos, es mejor que prepares todo bien con antelación.
Lo primero de todo es encontrar un buen sitio para bañar a tu gato. Los gatos son muy buenos escapándose de situaciones difíciles, por eso es mejor bañarlo es un espacio pequeño. El fregadero de la cocina es un buen sitio para hacerlo, ya que tiene una altura cómoda. También puedes poner algún tipo de esterilla de caucho en la base del fregadero para evitar resbalones.
Una buena sugerencia puede ser solicitar la ayuda de un “experto”, algún amigo con experiencia. Asegúrate de que tienes toallas suficientes y un champú especial para gatos. Lo puedes adquirir en el veterinario o en una buena tienda de mascotas. Los champús para humanos pueden resecar la piel de tu gato y causarle todo tipo de problemas. Lee las instrucciones del champú antes de usarlo. Comprueba que el bote de champú está abierto y que las toallas están extendidas, listas para echar mano de ellas. No hay nada más frustrante que tratar de quitar un tapón a un bote o abrir una toalla cuando tu gato está escupiendo bolas de pelo. Puede resultar muy útil una jarra de plástico. Por último, al llenar el fregadero, revisa que el agua no esté demasiado caliente, comprobándolo como si fuera para el baño de un niño.
Ahora, empieza a bañar a tu gato. Lo primero es hacer al gato sentirse a gusto. Cógelo y abrázalo, hasta que se sienta relajado y ronronee. En ese momento comprueba que tu ayudante esté listo en la cocina, y ten decidido quien lo sujetará y quién lo bañará. Agárralo con firmeza por la parte suelta de la piel de la parte de atrás del cuello, y cuando trate de zafarse mételo en el agua. Hazlo con cuidado pero firme, para no dejar que pelee o lo haga más difícil. Hagas lo que hagas, no tires fuerte de la piel alrededor del cuello del gato, ya que podrías estrangularlo o ahogarlo.
Cuando hayas colocado al gato erguido en el fregadero, comienza a mojarlo con la mano o la jarra de plástico lentamente y con cuidado. Háblale en tono calmado y observa si tiene intención de saltar. Trata de actuar con mimo y suavidad, para no asustarlo. Cuando esté totalmente mojado, aplica el jabón y frota suavemente evitando zonas sensibles como ojos u oídos. Ten cuidado de no ponerle demasiado champú porque luego podrías tardar mucho tiempo en aclararle la espuma. Cuando esté limpio, empieza a escurrir. Quizás puedas necesitar vaciar el agua sucia y utilizar más agua limpia. Si es el caso vuelve a comprobar que el agua está a temperatura adecuada.
Cuando hayas quitado la espuma, coge una toalla y colócala a lo largo de su espalda. Envuelve a tu gato con la toalla y sécalo con cuidado. Si tu gato se mantiene tranquilo, es el momento de aprovechar para acicalarlo y poder quitarle enredos de pelo que pueda tener. Cuando le hayas quitado el exceso de agua y secado totalmente, déjalo marchar. Algunos gatos corren durante un rato, otros buscan el escondite más cercano y se enfurruñan. No lo dejes salir al exterior durante las horas posteriores al baño y asegúrate de que tiene el pelo completamente seco. Finalmente, mímale y dile palabras en tono agradable para que la próxima vez el baño no le parezca una experiencia traumática.
Por cierto, tu gato es una belleza, qué guapísimo por dios.