Mi vida pasaba un bache en el año 2000. Muchos días paseaba por la misma calle de mi ciudad y así es como conocí a Harpo. Me miraba desde el otro lado del escaparate de una tienda de animales. Era tan pequeño, tan bonito y me miraba con unos ojos que a mí me parecían tristes (como yo). Y mi marido apareció una tarde con él. Qué sorpresa tan bonita¡¡¡¡¡ Era un gato persa no tipificado, color crema y con unos preciosos ojos amarillos. Harpo era todo bondad, cariñoso, juguetón. Y muy muy bonito, yo intentaba que tuviera el pelo limpio y sin nudos y cada vez que lo cepillaba (casi todos los días) acabábamos los dos cansadísimos.
Al cumplir los 5 años empecé a notar que no comía mucho y, en cambio, bebía mucha agua. Vomitaba continuamente y empe´zó a adelgazar. Lo llevé a la veterinaria. El resultado de los análisis no pudo ser peor: Leucemia felina y además tenía los riñones muy dañados. -según me dijo la veterinaria había heredado la enfermedad vía materna.
No tenía solución. Fue muy duro dejarlo en su maletita, mirándome con esos preciosos ojos dorados y sabiendo que ya no volvía conmigo a casa. Uff, cómo le echaba de menos.
Sirva estas líneas como homenaje a mi primer gato, HARPO.
Al cumplir los 5 años empecé a notar que no comía mucho y, en cambio, bebía mucha agua. Vomitaba continuamente y empe´zó a adelgazar. Lo llevé a la veterinaria. El resultado de los análisis no pudo ser peor: Leucemia felina y además tenía los riñones muy dañados. -según me dijo la veterinaria había heredado la enfermedad vía materna.
No tenía solución. Fue muy duro dejarlo en su maletita, mirándome con esos preciosos ojos dorados y sabiendo que ya no volvía conmigo a casa. Uff, cómo le echaba de menos.
Sirva estas líneas como homenaje a mi primer gato, HARPO.