soniasadin
Experto
Las intoxicaciones accidentales en el gato son siempre menos frecuentes que en otras especies animales, debido a la peculiar forma de ser de este felino. Es desconfiado por naturaleza, frunce la nariz y huele con desconfianza cualquier alimento nuevo. Además, selecciona mucho mejor la nutrición que un perro. Come según el hambre que tiene e ingiere la comida poco a poco, en pequeñas cantidades.
Sin embargo, su carácter de explorador le predispone a buscar novedades y a descubrir sustancias tóxicas con frecuencia escondidas en armarios, bodegas o garajes. Cazador infatigable, come a veces presas que a su vez pueden haber ingerido sustancias venenosas. Y, a menudo, los felinos se envenenan también por culpa de su innata tendencia a la limpieza. El gato que accidentalmente se ensucia el manto con sustancias tóxicas puede envenenarse lamiéndose durante su higiene cotidiana. El hecho de lamerse vuelve peligrosos incluso ciertos medicamentos aplicados sobre la piel, como las preparaciones dermatológicas y las soluciones antiparasitarias.
Otra fuente de envenenamiento pueden ser los bidones de barnices, de pintura o de disolventes. En este caso, los gatos que viven al aire libre están más expuestos que los que viven en recintos cerrados.
Intoxicaciones más comunes.- Una de las intoxicaciones que más se dan es por insecticidas. Los gatos son muy sensibles a los efectos tóxicos de estos productos. La administración de éstos, ya sea en forma de collar, sprays o pulverizadores, cuyo uso no esté aprobado para gatos, supone un riesgo importante de intoxicación, que puede incluso causarles la muerte.
Las plantas también pueden causar una intoxicación a los felinos que viven en casa con plantas de interior, ya que suelen ser más tóxicas que las de exterior. Los gatos tienen el hábito de comer plantas, especialmente si son de vida interior y sedentaria.
Algunos medicamentos resultan especialmente peligrosos. La mayoría de las medicinas se eliminan por el hígado después de ser metabolizadas o degradadas. Los gatos no pueden metabolizar adecuadamente muchos medicamentos y, en consecuencia, tras su administración, pueden desarrollar síntomas de intoxicación. El paracetamol, que se encuentra en medicamentos como el Gelocatil, es un de los que puede resultar más tóxico para los gatos, y en caso de tratarse a tiempo, puede llegar a producirles la muerte.
La peligrosa ingestión de matarratas se produce, sobre todo, a través de la ingestión de roedores muertos por el tóxico en cuestión y no por ingestión directa de los cebos. La mayoría de los matarratas son sustancias que inhiben la capacidad de coagulación de la sangre. En consecuencia, el cuadro clínico consiste en la aparición de hemorragias en diversas partes del organismo.
Sin embargo, su carácter de explorador le predispone a buscar novedades y a descubrir sustancias tóxicas con frecuencia escondidas en armarios, bodegas o garajes. Cazador infatigable, come a veces presas que a su vez pueden haber ingerido sustancias venenosas. Y, a menudo, los felinos se envenenan también por culpa de su innata tendencia a la limpieza. El gato que accidentalmente se ensucia el manto con sustancias tóxicas puede envenenarse lamiéndose durante su higiene cotidiana. El hecho de lamerse vuelve peligrosos incluso ciertos medicamentos aplicados sobre la piel, como las preparaciones dermatológicas y las soluciones antiparasitarias.
Otra fuente de envenenamiento pueden ser los bidones de barnices, de pintura o de disolventes. En este caso, los gatos que viven al aire libre están más expuestos que los que viven en recintos cerrados.
Intoxicaciones más comunes.- Una de las intoxicaciones que más se dan es por insecticidas. Los gatos son muy sensibles a los efectos tóxicos de estos productos. La administración de éstos, ya sea en forma de collar, sprays o pulverizadores, cuyo uso no esté aprobado para gatos, supone un riesgo importante de intoxicación, que puede incluso causarles la muerte.
Las plantas también pueden causar una intoxicación a los felinos que viven en casa con plantas de interior, ya que suelen ser más tóxicas que las de exterior. Los gatos tienen el hábito de comer plantas, especialmente si son de vida interior y sedentaria.
Algunos medicamentos resultan especialmente peligrosos. La mayoría de las medicinas se eliminan por el hígado después de ser metabolizadas o degradadas. Los gatos no pueden metabolizar adecuadamente muchos medicamentos y, en consecuencia, tras su administración, pueden desarrollar síntomas de intoxicación. El paracetamol, que se encuentra en medicamentos como el Gelocatil, es un de los que puede resultar más tóxico para los gatos, y en caso de tratarse a tiempo, puede llegar a producirles la muerte.
La peligrosa ingestión de matarratas se produce, sobre todo, a través de la ingestión de roedores muertos por el tóxico en cuestión y no por ingestión directa de los cebos. La mayoría de los matarratas son sustancias que inhiben la capacidad de coagulación de la sangre. En consecuencia, el cuadro clínico consiste en la aparición de hemorragias en diversas partes del organismo.