En Madrid hace mucho calor y mi Leíllo se pasa el día durmiendo debajo de la cama. La única manera que tengo de hacerle salir es ofrecerle "latita" pero ya ni lo intento porque el pobre sale desperezándose, come algo y vuelve a dormirse... Sólo a última hora o bien temprano está lo suficientemente espabilado para jugar un poco, aunque se da dos carreras y ya se tumba de nuevo.
El aire acondicionado no le gusta. Aunque el salón esté fresco y la habitación como un horno, él prefiere irse allí. El muy tonto debe creer que si se pone debajo de algo estará mejor (cama, sofá, cocina...).
Ya estoy deseando que se acabe el verano :sad: o al menos que bajen algo las temperaturas, para volver a tener gato.
El aire acondicionado no le gusta. Aunque el salón esté fresco y la habitación como un horno, él prefiere irse allí. El muy tonto debe creer que si se pone debajo de algo estará mejor (cama, sofá, cocina...).
Ya estoy deseando que se acabe el verano :sad: o al menos que bajen algo las temperaturas, para volver a tener gato.