Después de la operación, Jean se fue recuperando y volvió a jugar y a ser en de antes. Hubo dos ocasiones en las que no pudo hacer pipí y se pasó el día devolviendo, pero eso dijo el vete que era normal. La verdad es que ambas veces fue cosa de un día.
Hace tres días, le volvió a pasar lo mismo. El domingo por la tarde, cansado de vomitar, se desmayó encima y ayer lunes, aunque ya no podía caminar, llegó hasta su arena no sabemos cómo y allí nos lo volvimos a encontrar desmayado. Por la tarde llamamos al veterinario, que nos dijo que si lo queríamos sondar, aunque ya sabíamos lo que pasaría. Le dije que yo no torturaba más a mi gato, que por favor me diera algo para el dolor y así hicimos. Esta noche me lo traje a dormir a mi cama, ya no podía moverse y apenas gesticulaba. De pronto y mientras lo acariciaba, se empezó como a ahogar, intentando respirar por la boca. Le acaricié la cara y el cuerpo intentando calmarlo, pero a los pocos segundos me di cuenta de que mi pequeño ya estaba muerto.
No puedo parar de llorar... Este pobre animal tuvo la mala fortuna de nacer enfermo y en sus cuatro años y medio ha pasado por muchas cosas.
Nunca tendré otro gato tan carismático como él y me va a hacer mucha falta